Alcobendas, 7 de marzo de 2011.-Durante este periodo de tiempo, el Hotel acogía también el III Encuentro de Tango en Primavera y la que era sala de exposiciones, se convirtió el sábado por la noche en una gran pista de baile donde las parejas danzaban entre retazos de pinturas vibrantes que se abrían como ventanas por las que se colaban las visiones del Madrid más cargado de historia que Natalia Trueba ha conseguido inmortalizar con excelente maestría.

Así ocurría con la Plaza de la Villa, la Catedral de la Almudena, el Arco de Cuchilleros, el Teatro Real … Rincones que la artista ha ido buscando y redefiniendo en sus pinturas, ya fuera con el calor del verano, encontrando los momentos más importantes de luz: las ocho de la mañana y las siete de la tarde, cargada con su caballete y sus pinturas, a la espera de que se produjeran esas circunstancias idóneas, cuando la luz se va extendiendo y se alarga en los reflejos y los destellos de los balcones, o se cuela por debajo de los arcos para proyectar luego sus imponentes sombras.

En la serie Tango las parejas se mueven al unísono de la misma pasión y Natalia Trueba ha conseguido retratar posturas imposibles que los bailarines del tango adoran: los brazos que se estiran unidos, las piernas que recogen, el abrazo de la pareja de tango, las inclinaciones de los rostros paralelos … Como fruto del entendimiento preciso de la armonía, en este caso, «la comunicación entre dos cuerpos en movimiento».

La artista ha trabajado para esta última serie en un tiempo record: tres semanas, durante las cuales ha seguido dedicándose a la enseñanza, con una experiencia de 18 años en su Taller Especializado en Dibujo y Pintura, De Colores, en Alcobendas. Y en las salidas con Pintar en Madrid, que comenzaron el verano pasado y que han culminado como proceso pictórico personal en la serie anterior, “Madrid Antiguo”.